lunes, 6 de abril de 2009

La desigualdad y la pobreza, aliados del dengue en Chaco

(extraído del diario "El Argentino")


La pequeña ciudad de Charata, en Chaco, es conocida como una de las más prósperas de la provincia y, ahora también, por ser epicentro del brote de dengue. De los 1031 afectados en esa provincia, la mayoría vive en Charata. Este contraste, entre la bonanza económica y ser núcleo de la enfermedad, muestra cómo una ciudad puede crecer y a pesar de eso conservar intactos los rasgos básicos de la pobreza estructural. Y esto la vuelve un lugar apto para que el dengue se expanda.

Charata sojera. En los barrios pudientes de la ciudad hay miles de obreros construyendo edificios y mansiones. Esos trabajadores son migrantes de provincias vecinas y otros pueblos de Chaco, que en los últimos cinco años llegaron a Charata y elevaron la población de 18 mil a 30 mil habitantes. En esas nuevas casas va a vivir el pequeño porcentaje de la sociedad propietaria de tierras, que invierte en viviendas el excedente de la renta sojera. Sin embargo, al final del día, obreros y hacendados, estarán en hogares donde falta algo fundamental: agua potable. “En todas las viviendas, incluso las de los barrios más ricos, hay agua de pozo. O viene de napas subterráneas o se acumula durante las épocas de lluvia. También hay camiones cisterna, que venden casa por casa, pero es agua de pozo y tampoco es potable”, dijo a Miradas al Sur Alfredo Alegre, corresponsal en Charata de Diario del Norte. “Para tomarla hay que hervirla o comprar los bidones de 20 litros que vende una empresa privada”, remató.




Los pozos de agua están, en el caso de los barrios ricos y de clase media, en los patios. En las zonas pobres, donde vive más de la mitad de la población, el agua se busca en grifos comunitarios y “se acumula en tachos de plástico”, dijo Marcela Tuyare, vecina de Charata. Se sabe que el agua acumulada es donde más proliferan los mosquitos, entre ellos el Aedes aegypti, que contagia el dengue. “No hay una explicación muy clara de cómo llegó el mosquito a Charata. Pero una vez que empezó el dengue, es obvio que el tema de los pozos ayudó a su proliferación masiva”, dijo Alegre. Y mostrando al paradójico igualador de una sociedad inequitativa agregó que “la enfermedad afecta por igual a todos los barrios”.

Una vez que el dengue se instaló, se pone a prueba la infraestructura de salud. Lo primero que hay que hacer es determinar si las personas con síntomas, como fiebre o diarrea, tienen esa patología. Para eso hay que realizar un análisis. Sin embargo, en Chaco esto es imposible. “Las muestras se mandan a Pergamino o a las provincias de Córdoba o Santa Fe”, dice Marcela Vaquer, periodista de Radio Nacional del Chaco. “Acá no hay un laboratorio con los elementos para hacer ese estudio y por ello los resultados se demoran entre 10 y 15 días”, remató. “Yo estuve asustada porque tenía fiebre y no sabía lo que me pasaba”, dijo a Miradas al Sur, Marita González, habitante de Charata.

Sin hospitales para los pobres. Tras descubrirse la enfermedad sigue la atención médica. Pero el drama de Charata es que su infraestructura es mínima para los sectores más humildes. Hay cuatro clínicas privadas, pero un solo hospital público, donde se atiende el 70 % de la población. El establecimiento tiene 25 camas, no hay traumatólogo ni cirujano y un solo médico de guardia. “Por eso, cuando empezaron a multiplicarse los casos, el hospital se desbordó. El único profesional de guardia recibía 300 consultas diarias, era imposible. En las clínicas privadas había 100 consultas por día y tampoco daban abasto”, dijo Alegre. El gobierno nacional llegó a Charata con médicos y carpas sanitarias. Pero la situación estructural necesita de más acciones de parte del Ejecutivo provincial y el conjunto de la sociedad chaqueña. Según las personas consultadas por Miradas al Sur, la llegada de la enfermedad fue inesperada, ya que no hay antecedentes de dengue en Charata. Esto explica, en parte, la expansión incontrolable del mal. Pero hay otros motivos, que no son sorpresa para nadie: la desigualdad y la exclusión.

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